Sí, esos gritos femeninos asociados tan comúnmente a la histeria y que son motivo de muchas peleas en nuestra vida sentimental y laboral constituyen la salvación de nuestro ánimo si sabemos cómo revertir su efecto y canalizar su energía para nuestro provecho.
La terapia del grito tiene precisamente la función de regular el sistema nervioso con la expulsión a través de las ondas sonoras de las tensiones acumuladas y ejercicios de adecuada respiración.
Esta práctica proviene de la India, donde es muy común encontrar en parques a primera hora de la mañana a grupos de personas con los brazos alzados y al ritmo de un mismo sonido.
Por lo general, esta terapia suele ser preventiva. Es decir, que al realizar las sesiones antes de comenzar con nuestras actividades, tenemos un balance energético óptimo para calibrar los cambios de ánimo que inevitablemente se producen con las situaciones inesperadas y negativas.
Es recomendable seguir el modelo hindú y practicar una media hora de gritos graduales en un espacio abierto y acompañados por alguien de confianza. Por experiencia propia, les aconsejo que mientras realizan la descarga sonora muevan mucho las manos y estiren su tronco y extremidades lo más que puedan.
Si lo disfrutan más de lo que piensan, antes de dormir no les caería mal unos minutos de “grititos”, siempre y cuando no moleste a la gente a su alrededor, pues su tranquilidad también afecta la nuestra y por tanto, los efectos de la terapia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario